Veraplayazul
no entiende cómo las grandes embarcaciones que van a cargar yeso a Garrucha
atracan y se limpian frente a la costa veratense
Veraplayazul
denuncia la permanente presencia de grandes barcos cargueros junto a la costa
veratense cuando su destino es el puerto de Garrucha para cargar yeso. Día sí y
día también una gran embarcación rompe el horizonte si bien es verdad que hay
jornadas que se llegan a concentrar hasta cuatro. A lo largo del año, según las
cifras oficiales, el número de barcos que recalan en Garrucha supera los 200,
siendo especialmente incesante el tráfico en verano. Garrucha es, con 4
millones de toneladas, el puerto autonómico con mayor tráfico de mercancías, lo
que convertiría a Vera en el principal parking de Andalucía de estos inmensos
buques.
El daño que producen los barcos
sobre la costa de Vera no sólo es visual sino que, evidentemente, también
realizan sus tareas de limpieza en, como mínimo, la cubierta. La presencia de
las grandes embarcaciones supone un aumento de bolsas, espumas, grasas y otros
desperdicios, con el consiguiente perjuicio para el baño, que ya padece el
color verde propio del agua mal depurada de la desembocadura del río Almanzora.
Veraplayazul no comprende
porque los cargueros, que en un 98% transportan materiales de construcción, no
atracan y realizan sus labores de limpieza en la costa de Garrucha, que es la
localidad que se beneficia de tal tráfico. Una ciudad vecina que, por cierto,
ha registrado un gran desarrollo en los últimos años, con la habilitación de 366
puntos de amarre, la construcción de un paso subterráneo para los camiones que
suministran el yeso y, ante todo, unas playas que son la envidia de la zona por
su limpieza.
Desde su fundación,
Veraplayazul viene reclamando la prohibición de amarrar barcos cargueros en la
costa de Vera, pero, ante el desinterés del Ayuntamiento, con Félix López a su
frente, y la connivencia de la Junta de Andalucía, muestra su alegría porque su
sacrificio suponga el desarrollo de los pueblos vecinos, que en los últimos
años han modificado positivamente su fisonomía y su atractivo turístico frente
al retraso y la falta de inversión que padece la propia Vera.
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