SOS por la costa de Vera
No, nosotros no la queremos verde, señor alcalde de Vera,
Cuevas de la Almanzora, Antas y resto de excelentísimas e ilustrísimas
autoridades de la Junta, Diputación de Almería y Gobierno central. No queremos
las aguas verdes, sucias y nauseabundas que, año tras año, degradan la costa de
Vera medio ambiental y económicamente, pues cercenan el desarrollo del turismo.
Unas aguas cuyos efluvios, fétidos por supuesto, parecen
cegar al conjunto de las autoridades municipales, autonómicas, regionales y
nacionales. Sólo la falta de sentido les impide intervenir ante las aguas sin
depurar que se vierten indiscriminadamente desde Villaricos, sin el correcto
tratamiento desde Antas, cuya laguna sigue sin dragarse, y quizá desdeotros
puntos que, asociaciones de vecinos como Veraplayazul, han sacado a la luz y
pedido analizar y erradicar.
Mientras se lo piensan, las playas de Vera están más cerca
de izar la bandera negra que la azul. Campaña tras campaña sigue creciendo el
número de personas que padece conjuntivitis, otitis y otras enfermedades,
relacionadas con el estómago o la piel, propagadas por la mala calidad del
agua.
En medio de tanta Administración, los vecinos y turistas de
Vera nos sentimos náufragos y víctimas de un fuego cruzado entre ellas que
busca tan sólo el interés particular o partidista sobre el general. Con tanta
ventanilla administrativa abierta, competente o no, o sea incompetente, la zona
de Vera se hunde.
Y más aún con un capitán y tripulación al mando, el
consistorio de Vera, carente de fuerzas para llevar el timón y evitar lo que
puede ser una gran tormenta sanitaria. Incapaz de avanzar positivamente en la
calidad del agua, la limpieza de la arena y la prestación de servicios que
precisa una zona que congrega a 20.000 personas cada verano. Denuncias medio
ambientales que caen en el vacío a pesar de que exactamente se señala el lugar
de los vertidos; cribado y recogida de residuos deficiente de la arena de la
playa en toda su extensión, que obliga a los propios usuarios a decantar el
espacio de juego; tablas insuficientes para acceder a la playa; mínima
iluminación; contenedores a rebosar y sin reciclaje…donde sólo va siempre
viendo en popa, aparte de la suciedad en el agua, el aumento de plazas de
aparcamiento.
Únicamente parecen percibirnos cuando se trata de cobrar
impuestos. En el “top ten” de crecimiento y degradación, según la prestigiosa
organización Greenpeace, Vera ha
experimentado un incremento de la población que no se ha correspondido con el
impulso económico y medio ambiental que merece la zona. Ni con buenos aires
económicos ni con malos, Vera ha navegado hacia mejor. Por el contrario, camina
a pasos agigantados hacia una degradación que va, como siempre, de menor a
mayor grado desde Marina Bolaga hasta la zona naturista, hoy convertida casi en
un gueto salvo cuando interesa publicitariamente.
Aproveche el incremento evidente de la población, señor
alcalde de Vera, y haga una encuesta de satisfacción entre los vecinos y
veraneantes de nuestra ciudad. Eso sí, entrevísteles en una hora que no sea de
baño, pues desgraciadamente son ya muchos los que eligen otras playas cercanas
para no tragar con todo esto.
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